2014: Año internacional de la agricultura familiar : ¿Efecto de anuncio o brecha para cambiar los modelos actuales de producción ?
En noviembre pasado, el año 2014 fue proclamado "Año internacional de la agricultura familiar" por la Junta general de las Naciones Unidas. Mientras que los numerosos dirigentes y las instituciones se esforzarán durante 12 meses de colocar la agricultura familiar en el corazón de las políticas agrícolas y sensibilizar al público a su puesta en marcha, a través de acontecimientos en los cuatro rincones del planeta; numerosos son los militantes medioambientales y las organizaciones de solidaridad internacional que son escépticos sobre la plusvalía efectiva de esta postura a la luz coyuntural. ¿Entonces efecto de anuncio o brecha para cambiar los modelos actuales de producción? Una mirada sobre una de las temáticas claves de SOLIDARIDAD, presa de numerosas amenazas…
La agricultura familiar no es una nueva moda desarrollista o un antojo de algunos nostálgicos de modernidad adelantada: es una necesidad económica, social y medioambiental.
¿En primer lugar, que entendemos por agricultura familiar?
Como su nombre lo indica, la agricultura familiar reposa sobre la familia como la poseedora de las tierras y la productora, en vista a asegurar su autonomía alimentaria y abastecer el mercado local. Aunque el pilar sea el mismo, su expresión reviste realidades muy diversas, de la gran explotación de una centena de hectáreas como lo conocemos en Francia, al pedazo pequeño de subsistencia en África, pasando por el campesino en busca de tierra en la India.
Hoy, la agricultura familiar sufre de un déficit de legitimidad desde los responsables políticos, hasta el gran público incluso, porque está asociada con arcaísmo y con una frágil eficacia económica. ¿En efecto, quién no ha oído, jamás, decir que no es con la "pequeña" agricultura frágilmente mecanizada y productiva que se va a conseguir alimentar el planeta? Por otra parte, la ayuda pública al desarrollo se ha desviado, poco a poco, del sector agrícola en el curso de las últimas décadas: hoy en día, sólo representa el 2 % de los fondos concedidos a los países del Sur, contra el 16 % en 1980, y raras son las subvenciones al sector agrícola, que aprovechan a la agricultura familiar.
Entonces, no sólo el postulado de base es completamente falso (la agricultura familiar está completamente en condiciones de alimentar el mundo), pero la vía en la cual se entró parece sin salida y peligrosa. En efecto, hoy más que nunca, invertir en la agricultura familiar es necesario para reducir la pobreza, las desigualdades y los desequilibrios medioambientales.
Explicación de las virtudes de un modelo mal conocido.
La agricultura familiar reposa, en primer lugar, en una mano de obra numerosa, en condiciones de valorizar las tierras: es creadora de empleos y generadora de rentas. Por otro lado, al estar anclada en su territorio y utilizando métodos respetuosos del medio ambiente, la agricultura familiar contribuye al dinamismo de los espacios rurales, a la gestión razonada de los recursos y a la conservación de la biodiversidad agrícola y de los ecosistemas. Por fin, escapando del carácter injusto de las finanzas de mercado y de la especulación sobre los productos alimenticios, resiste a la volatilidad de los precios y contribuye a garantizar la seguridad alimentaria de los países en vías de desarrollo.
Según el último informe de la FAO sobre "la situación mundial de la alimentación y de la agricultura", los países que tienen una fuerte orientación agrícola de sus gastos públicos tiene bajas tasas de desnutrición, y a la inversa, los países con frágiles inversiones públicas en la agricultura presentan tasas fuertes de desnutrición. El veredicto es pues sin apelación: frente al crecimiento demográfico y frente a la subida de la demanda mundial en alimento, la agricultura familiar constituye el único remedio contra la inseguridad alimentaria y las hambrunas mortíferas.
¿Por qué, en este caso, los países de Sahel, que todavía se caracterizan por un número significativo de pequeñas explotaciones familiares son, también los más tocados por la desnutrición? Porque los problemas de inseguridad alimentaria no están vinculados a la insuficiencia de la producción sino a los problemas de ingresos, de elección de sistemas de cultura, acceso a la alimentación, estos mismos fuertemente dependientes de políticas en materia de acceso a la tierra, de intercambios comerciales, de subvenciones de los productos. Todo un conjunto de medidas debe acompañar la agricultura familiar con el fin de que pueda plenamente desempeñar su papel alimenticio.
El éxito de la agricultura familiar no se hará sin un cambio radical de las políticas nacionales e internacionales en materia de intercambios comerciales, acceso al impuesto territorial y de la regulación de los precios.
PAC y OMC: cuando la liberalización del comercio agrícola mata poco à poco las explotaciones familiares
A menudo, olvidamos ciertos parámetros en las políticas de mantenimiento de una agricultura familiar. Tomemos el ejemplo de ciertas culturas de África del Oeste. El acceso a la tierra y las expectativas de estas, son a veces garantizados para las familias de productores, pero la producción únicamente entra en el marco de sectores de exportación (café, cacao, algodón, plátano), limitando así las posibilidades de soberanía alimentaria y amenazando directamente los ingresos de la familia cuando se derrumban los cursos del mercado internacional. Basta un choque o que caigan los precios, por ejemplo, un cambio de los modos de consumo o de las políticas europeas, para que los productores pierdan su fuente única de entrada, y se zambullan en la miseria, ya que los efectos devastadores de un monocultivo, ávido en insumos químicos sobre la fertilidad de los suelos, no tienen que probarse más. Los ejemplos de este tipo abundan para ilustrar el fracaso del modelo actual.
Si las agriculturas familiares, como vimos, detienen un potencial inmenso para responder a los asuntos de seguridad alimentaria, equidad social y protección de la biodiversidad, es indispensable, para explotar este potencial, que los Estados definan y apliquen políticas agrícolas y comerciales radicalmente diferentes de las vigentes en la actualidad, entre las cuales se encuentran en primer rango, las reglas del comercio internacional.
Los levantamientos populares deben imponer el acceso de un nuevo sistema.
Bajo la égida de OMC, que celebrará pronto sus 20 años, la prioridad ha sido consagrada hasta ahora, a la importación/exportación, en detrimento del comercio local y de la agricultura familiar (1).
Como consecuencia directa, entre 2003 y 2010, la UE perdió el 20 % de sus explotaciones agrícolas y familiares en una inmensa mayoría. En este contexto, de liberalización de los intercambios de productos agrícolas y de la concentración de la producción en grandes explotaciones en el Norte y en el Sur, la parte de la alimentación que provenía de importaciones se aumentó y la volatilidad de los precios de los alimentos afecta en el cotidiano a las poblaciones urbanas y rurales. Por todas partes, en los países del Sur, vimos estallar estos últimos años los “motines del hambre ", verdaderas señales de desesperación de las poblaciones que no podían más acceder a los productos alimentarios de base, debido a una subida incontrolable de los precios. También, las instituciones y los ciudadanos deberían aprovechar la oportunidad que constituye el año internacional de la agricultura familiar para cuestionar el conjunto de reglas que contribuyeron a crear un sistema injusto y para luchar contra el fenómeno que aumenta del acaparamientos de tierras. Sino, serán los campesinos y no la desnutrición que corren peligro de desaparecer.
SOLIDARIDAD y la agricultura familiar: actuar en todos los eslabones de la cadena
Los proyectos de SOLIDARIDAD pretenden actuar sobre todas las dimensiones de la agricultura familiar que acabamos de mencionar.
En primer lugar el acceso a la tierra.
Al sostener la asociación Ekta Parishad en su lucha por la redistribución de las tierras en la India, particularmente por la vía de marchas pacifistas, participando en el colectivo ciudadano contra el acaparamiento de las tierras y organizando regularmente acontecimientos de sensibilización alrededor de la temática del derecho al impuesto territorial, SOLIDARIDAD se esfuerza por poner al descubierto y combatir las manifestadas desigualdades en materia de acceso a la tierra.
Luego, darles a los campesinos los medios de producir localmente.
Con una tierra pero sin acceso a las semillas tradicionales y a las metodologías alternativas al modelo productivo actual, el combate parece vano. SOLIDARIDAD apoya a sus socios en la difusión de insumos naturales y la formación a la agricultura biológica. Llevado por Navdanya en el nordeste de la India, el proyecto ”Las semillas de la esperanza” apunta a la preservación de las semillas tradicionales. Al sur de la India, el proyecto Bio-escuelas permite a los alumnos crear huertas, lo que les permite comprender mejor la importancia de una alimentación sana.
Crear salidas para las culturas alimenticias locales
Además del apoyo que SOLIDARIDAD les ofrece a sus socios para volver a las culturas alimenticias, más nutritivas y más respetuosas del medio ambiente que las culturas de exportación, la asociación les ayuda a reflexionar sobre las alternativas de transformación y comercialización de los productos agrícolas locales. Es en esta óptica que el proyecto de valorización de los cereales locales en Senegal ha sido establecido. El objetivo de este proyecto es sustituir los cereales locales al trigo en la producción de panes y tortas (entre el 30 % y el 50 % de sustitución son posibles gracias a nuestras técnicas específicas), lo que permite abrir salidas a las producciones de cereales de los campesinos locales.
Sensibilizar a los responsables y al gran público a la necesidad de salvar la agricultura familiar
Comprometiéndose en colectivos y campañas de sensibilización al lado de sus socios del Norte y del Sur y organizando "Aperitivos Temáticos" u otros eventos como conferencia/debate. Solidaridad está consciente del hecho de que el cambio global de modelo agrícola no podrá hacerse sin una sensibilización adecuada, para que haya un cambio de las mentalidades. Gracias al apoyo precioso de sus expertos voluntarios, la asociación refuerza día a día su alegato alrededor del acceso a la tierra, las políticas agrícolas y comerciales y la difusión de los modelos de producción comunitaria y biológica.
Es en esta óptica que la asociación esta implicada en el grupo PAC 2013 para una reforma de la política agrícola común que preservaría la economía de los países del sur. El trabajo de SOLIDARIDAD y de millares de otras organizaciones de la sociedad civil comprometidas en la agricultura familiar, testimonia el foso que crece entre la conciencia del cambio necesario de paradigma y las políticas actuales, siempre encerradas, como una camisa de fuerza, en un modelo que dio prueba de su ineficacia para resolver los problemas de alimentación en el mundo. El año internacional de la agricultura familiar podría ser la oportunidad de derribar la tendencia. ¡Agarrémosla allí!
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Justine, voluntaria para SOLIDARITÉ
Traducido por Carmen Fuenmayor, voluntaria para SOLIDARITÉ